Los mercaderes del tiempo
Una de las verdades más relevantes de la vida también es una verdad muy simple:
Lo más importante en la vida es tu tiempo.
Nunca recuperas el tiempo que gastas.
Por eso, la peor decisión que puedes tomar es vender tu tiempo por dinero.
Si un empleador te paga por tu tiempo con un salario, nunca recuperarás ese tiempo, pero tu empleador recuperará el dinero que te pagó por tu tiempo.
Si un cliente te paga por tu tiempo a cambio de honorarios o servicios, tampoco recuperarás nunca ese tiempo, pero tu cliente recuperará el dinero que te pagó por tu tiempo.
Es así de simple.
El dinero se puede recuperar. El tiempo no.
Ese es tiempo que podrías haber pasado con tus seres queridos, o persiguiendo tus verdaderos sueños, o simplemente disfrutando de tu vida.
Pero verás, el problema es que en la escuela y en la universidad te hacen creer que debes vender tu tiempo. Que debes estudiar para tener un trabajo, o para ser un profesional. Es decir, que te conviertes en un mercader de tu tiempo y que se lo vendas a cualquiera que esté dispuesto a pagar el precio que pienses que vale.
La verdad, sin embargo, es totalmente distinta. Lo mejor que se puede hacer es aprender a no vender tu tiempo. A vivir y generar ingresos de forma autónoma, pero para eso es necesario desaprender absolutamente todo lo que te han hecho creer.
En palabras de Frederick Douglass: «La libertad es un camino raramente transitado por la multitud». ¿Y qué mejor libertad que disponer de todo tu tiempo para hacer con él lo que desees? No estar a merced de lo que alguien te pague por ello.
Pero, ¿cómo podemos reclamar nuestro tiempo?
Puede llevar algo tiempo lograrlo, irónicamente, pero el objetivo final debe estar claro.
Puede que empieces trabajando por cuenta ajena a cambio de un sueldo. Luego puedes empezar a pensar en un trabajo secundario. Esos que haces después de llegar a tu casa después de un día de trabajo. Entonces empiezas a ganar algo de dinero extra con ese trabajo extra. Luego empiezas a pensar en formas de hacer crecer ese negocio secundario, o tal vez agregas otro negocio secundario. Con el tiempo, después de muchos meses, es posible que puedas dejar tu trabajo. Y así crece tu negocio. Pero ahora pasas todo el día en lo que antes era un negocio secundario y pasa a ser un trabajo a tiempo completo. Así que empiezas a pensar en formas de automatizar ese trabajo, o de externalizarlo. Con el tiempo, ejecutas la mayor parte en piloto automático. Y ahora tienes más tiempo disponible. Así que empiezas a buscar inversiones, ya sean físicas o digitales. Empiezas a aprender sobre finanzas y economía. Porque tienes tiempo e ingresos para hacerlo. Empiezas con poco hasta que vas logrando confianza e inviertes más. Así, con el tiempo, tendrás uno o dos negocios funcionando en piloto automático y unas cuantas inversiones que te proporcionarán unos ingresos estables cada mes. Y lo mejor de todo: ¡todo tu tiempo disponible para hacer lo que quieras!
¿Se necesita tiempo? Sí, mucho. Puede que meses o incluso años.
¿Requiere esfuerzo? Sí, también mucho. Muchas noches sin dormir, la verdad.
¿Lleva a la frustración? Por supuesto. ¿De qué otra forma se aprende?
Es un camino largo y tortuoso, pero la hoja de ruta está clara. Cómo llegar depende de nuestra voluntad y determinación.