«Los niños ya no leen», dicen algunos adultos. «Los niños han perdido el hábito de la lectura, no les gusta leer», concluyen.

Esto, sin embargo, es una generalización.

Como punto de partida, una referencia desde la Programación Neurolingüística (PNL): - La mayoría de las personas son aprendices visuales. - Otro porcentaje, aunque menor, de personas son aprendices auditivos. - Y otro porcentaje aún menor son kinestésicos (tacto, movimiento).

¿Cuáles de estas formas de aprendizaje se favorecen con los libros de texto? Prácticamente ninguna.

En el texto escrito sólo encontramos símbolos que hemos inventado como humanos para representar una lengua, y en algunos casos eventuales éstos tienen alguna ilustración que los acompaña. No hay movimiento, ni sonido, ni interacción con el lector.

Si miramos hacia atrás en la historia, los medios que utilizamos para comunicarnos han evolucionado gradualmente:

- En la antigüedad, la información se transmitía principalmente de forma verbal, de boca en boca. Así es como se difundían inicialmente las historias, los mitos y las leyendas. - Luego inventamos símbolos para representar ideas y estos se tallaban en piedras o se pintaban en cuevas. - Luego llegó el papiro y más tarde el papel y la tinta, y se pudo almacenar mayor cantidad de información, aunque no todo el mundo sabía leer en aquella época. - A finales de la Edad Media llegó la imprenta y se pudieron imprimir libros en grandes cantidades.

Aprender a leer se convirtió en una prioridad para muchas naciones a medida que la información se generalizaba y proliferaban las escuelas para reducir el analfabetismo.

¿Y luego?

Luego llegó el video, que es la forma más extendida de transmitir información en la actualidad, pero nada cambió en el proceso de educación formal.

Imaginemos que en la antigüedad hubiera existido una forma de transmitir experiencias y conocimientos a través de video. ¿Hubiera sido necesario desarrollar un proceso complejo como el lenguaje escrito? ¿Hubiéramos necesitado transformar la información de la experiencia y la imagen en símbolos, con la correspondiente pérdida implícita de información que ello supone? ¿Qué es más fácil y rápido? ¿Recordar un video o un texto escrito? Otro dato relevante: actualmente hay más información en Internet en formato de video que en formato de texto escrito.

¿Qué nos dice esto? Que los videos son la forma más rápida y eficaz de compartir información. Así que los jóvenes, que son ciudadanos digitales y que tienen un acceso prácticamente ilimitado a la información en muchos formatos diferentes, están abandonando gradualmente el hábito de la lectura. ¿Por qué? Porque muchos no lo necesitan.

Cada vez optan más por otro formato más eficaz, rápido y fácil de procesar. Además, el cerebro procesa la información en forma de imágenes de manera mucho más rápida y eficaz que cuando se lee un texto.

Evidentemente, esto no significa que la lectura se pierda y que quede obsoleta, pero sí que ha quedado relegada por muchos a una posición por detrás de las otras opciones que existen actualmente para acceder a la información.

En 1987, Albert R. Hibbs, matemático y físico del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) que desarrolló el primer satélite estadounidense, afirmó que, con la aparición masiva del video, la lectura y la escritura quedarían obsoletas. Incluso llegó a afirmar que posiblemente estábamos perdiendo el tiempo enseñando a los niños a leer y escribir. Otros científicos coincidieron parcialmente con las afirmaciones de Hibbs, al entender que las imágenes estaban sustituyendo gradualmente al texto, pero concluyeron que éste no desaparecería del todo. Hibbs predijo además que en algún momento existirían «máquinas lectoras» que podrían leernos cualquier texto. Hoy eso es una realidad.

El texto es útil y la lectura no desaparecerá, pero no es el único ni el principal medio de aprendizaje. De hecho, el aprendizaje es más potente a través de videos. A medida que la inteligencia artificial también avance en sus capacidades para convertir texto en video, facilitará aún más la creación de videos y estará al alcance de todos.

Sin embargo, si los modelos de educación formal no comprenden esta transformación de la información que se está produciendo desde hace varios años, no hará sino aumentar la brecha entre los que aprenden a través de métodos tradicionales y los que han incorporado otros medios y tecnologías a su proceso de aprendizaje.

La lectura y la escritura no desaparecerán. Al igual que la radio no desapareció cuando se inventó la televisión. Sin embargo, ya coexiste con otros medios y, como tal, no podemos ignorar el inmenso potencial que la combinación de todos ellos puede aportar al proceso de aprendizaje.