Síndrome de Procusto en escuelas
Cuando observamos los datos referidos a casos de acoso escolar a niños y niñas con altas capacidades, vemos según las estadísticas que más del 50% de ellos sufren de acoso.
Esto se debe a diversos motivos, el primero de ellos es el rechazo a quienes son diferentes que tiene una sociedad que ha sido formada con un modelo de estandarización, donde cualquiera que sea diferente a la norma es rechazada.
Otro motivo es lo que se conoce como el Síndrome de Procusto.
Este síndrome es, según la definición desde la Psicología, "el rechazo hacia las personas que sobresalen". Ese rechazo surge de la incapacidad de algunas personas para aceptar las virtudes de otros. Las personas que lo padecen se caracterizan por un miedo constante a ser superados, a no ser lo suficientemente buenos y sufren en consecuencia sentimientos de envidia.
Este síndrome se puede evidenciar tanto en niños como en adultos.
Es importante comprender en este contexto que una persona que padece de este síndrome verá en un niño con altas capacidades una amenaza. Como consecuencia, un niño que corrige a una maestra en clase, o que hace preguntas que ésta no sabe responder, o que termina rápidamente una tarea que a los demás les lleva el doble o triple de tiempo, se convierte en blanco de acoso, por la supuesta amenaza que creen que representan estos niños sobre la hegemonía de los demás.
En estos casos, no solamente es una intolerancia a lo que es diferente, sino también a lo que sobresale. El Síndrome de Procusto surge además con mayor frecuencia en ámbitos competitivos, como son la escuela y lugares de trabajo.
Sabemos también que ante estas situaciones, muchos niños y niñas con altas capacidades optan por autolimitarse para pasar más desapercibidos y así no ser más el blanco de acoso de sus compañeros y de docentes. La consecuencia es que estos casos suman a que queden cada vez más invisibilizadas las altas capacidades.
¿Y cómo podemos prevenirlo?
Lamentablemente no existen muchos medios para prevenirlo en un contexto escolar, ya que este síndrome puede existir tanto en docentes como alumnado. En el caso de docentes, si bien no actuarán de manera violenta sobre los niños (aunque también sucede en ocasiones), sí aplican en algunos casos otro tipo de violencia, como la negación a reconocer las altas capacidades y las necesidades específicas de estos niños. En el caso de acoso por parte de compañeros, en el ámbito escolar es responsabilidad absoluta de docentes y directivos velar por su seguridad, pero esta seguridad no implica tampoco tomar acciones después del hecho de un caso de bullying, cuando ya es demasiado tarde, sino que debe principalmente prevenirse.
También es importante concientizar a nuestros hijos e hijas para que comuniquen estos casos cuando los sufran, porque de lo contrario seguirán padeciendo este flagelo en silencio.
Los casos de acoso se siguen sumando año a año y nos queda tristemente aún un largo camino por recorrer para que la inclusión y el respeto por los demás en las escuelas sea una realidad.